Principios de la Osteopatía

Primer Principio: La interrelacion estructura / función

Estructura: Sistema de elementos relacionados e interdependientes entre sí Función: Actividad propia de alguien o algo En Osteopatía, se considera estructura a las distintas partes del cuerpo humano considerado como un conjunto; huesos, músculos, fascias, órganos, vísceras, glándulas, vasos sanguíneos, linfáticos, nervios, líquidos corporales, etc. Estas son descriptas en la Anatomía. Y la función designa a la actividad de cada una de esas partes, o de los conjuntos formados por varias de ellas: función digestiva, respiratoria, articular, locomotora, circulatoria, hormonal, etc. Su dinámica se estudia en la Fisiología. La Osteopatía plantea una interrelacion plena entre estructura y función; dicho en otras palabras, no puede cumplirse correctamente una función si la estructura que la contiene no está íntegra. Y tambíen una función inadecuada provocará modificaciones en la estructura normal. Por ejemplo: un tórax rígido o con falta de movilidad, no podrá brindar una buena función respiratoria. O una deficiencia en la función circulatoria determinará cambios en los tejidos irrigados deficientemente.

Segundo Principio: La unidad del cuerpo

El cuerpo responde como una unidad a los estímulos. Esto significa que los traumas que lo afectan dificilmente queden circunscriptos a una sola estructura. Así es que se pueden producir fenómenos en cascada: Una fijación de las primeras vértebras lumbares o últimas dorsales, alterará la mecánica del diafragma torácico, lo que a su vez podrá alterar la función cardíaca, respiratoria y el funcionamiento del hígado, y a distancia quizas provocando dolores lumbares por adaptación a la posición.

Tercer Principio: La vida es movimiento

Todas las estructuras anatómicas, desde las más densas (los huesos), las más blandas (músculos, fascias) y las fluídicas (sangre, linfa, líquido cefalorraquídeo) se encuentran en movimiento unas con otras. Este movimiento es esencial para mantener el estado de salud. Cuando el movimiento normal (fisiológico) se pierde o se ve alterado, se dan las condiciones para la instalación de la dolencia o enfermedad.

Cuarto Principio: La homeostasis

La homeostasis es el conjunto de fenómenos de autorregulación que intentan mantener equilibradas las composiciones y las propiedades del organismo: la tensión arterial, la temperatura corporal, la secreción hormonal, la respuesta inmunitaria, etc. Es la facultad del cuerpo de retornar a un equilibrio saludable; una vez corregida la lesión osteopática, el cuerpo tenderá naturalmente a volver a su estado de salud y a la regeneración de los tejidos dañados.

Quinto Principio: La ley de la arteria

Cuando la circulación sanguínea se efectúa normalmente, la enfermedad no puede desarrollarse, dado que nuestra sangre transporta todos los elementos necesarios para asegurar la inmunidad natural y lucha contra las enfermedades. La disminución de dicha circulación implica la disminución de la capacidad de defensa de los tejidos, proporcionando un terreno favorable a la instalación de una disfunción, infección, o la dificultad de recuperación de ese tejido. Este concepto se extiende a la circulación arterial, venosa, linfática, del líquido cefalorraquídeo, sinovial y nerviosa.

¿Qué es la Disfunción Somática? (antes Lesión Osteopática)

Es distinta a lo que se entiende por lesión en el lenguaje corriente, o inclusive en el lenguaje médico (fractura, luxación, rotura, corte, úlcera, etc.). La lesión osteopática es tan real como las mencionadas, pero se ubica por debajo de un umbral crítico de rotura de los tejidos. Las alteraciones son funcionales. Se define por pérdida o disminución del movimiento normal (fisiológico) de cualquier tejido del cuerpo. No podemos ver una lesión osteopática con una radiografía o a través de exámenes biológicos. Sólo se percibe a través de la palpación. Y esta palpación es en lo que el osteópata está entrenado. ¿Cómo se entiende esto? Por ejemplo, un catador de vinos tiene capacidad y entrenamiento para determinar la calidad, el orígen geográfico y hasta el año de cosecha de un vino. De la misma forma, no hay análisis que puedan dar esos datos, sólo la capacidad del catador. El osteópata tiene esa capacidad en la evaluación de los tejidos del cuerpo de sus pacientes. Muchas veces tendremos lo que en medicina clásica se llaman trastornos funcionales, por ejemplo cansancio, constipación, colon irritable, dificultad para concentrarse, cefaleas, aumento de tensión arterial, dolores menstruales, angustias, trastornos del sueño, etc. Otras veces los signos son mas llamativos: tortícolis, migraña, lumbago, etc. Sin tratamiento, una lesión osteopática evoluciona siempre hacia una alteración de la estructura.

Interpretación de los síntomas en la Osteopatía:

Cada persona, en función de su constitución, de su historia personal, su predisposición genética, de su psicología, etc., responderá frente a una disfunción de manera personal. Tenemos nuestros “puntos débiles”, que son los lugares por donde aparecerán nuestros síntomas. Pero como para cada síntoma podemos tener varias causas posibles, pocas veces un síntoma indica en forma clara y precisa la causa que lo provoca. Para el osteópata, solo los tests palpatorios, de movilidad y de escucha pueden permitir encontrar de manera confiable las causas originales. Si suprimimos el síntoma de cualquier forma (con medicación, por ejemplo), el organismo seguirá sufriendo, porque no se suprimió la causa, sino sólo el efecto. Esto lo entendemos con una imagen muy común: si estamos en nuestro auto, y una lucecita roja se enciende en el tablero, esto significa que algo no funciona bien. Si no la tomamos en cuenta, o si directamente cortamos el cable que mantiene encendida la luz, esta ya no molestará. Pero aquello que provocó que se encendiera seguira alterado, hasta quizas hacer que nuestro motor se funda. Algunos síntomas son los testigos de una defensa natural del organismo frente a una agresión exterior, por ejemplo la fiebre, dentro de ciertos parámetros normales. Este es uno de los recursos naturales que tiene el cuerpo para luchar contra una infección. Cuando sube la temperatura corporal, las posibilidades de multiplicación del virus o microbio son menores. Otros síntomas tienen la propiedad de eliminación de elementos tóxicos para nuestro organismo: una diarrea, un vómito, la crisis hepática, la hemorragia nasal, etc.